miércoles, mayo 18

Un agujero en la rutina es el placer desesperante de andar espacio entre medio de un tumulto de gente que camina apurado queriendo llegar a un lugar que no es más que una ficción.
Es un oasis en medio de un desierto, donde el agua es potable y los peces se regocijan en ella; quizás felices de poder estar respirando.

Buscarte en el absurdo es

Buscarte en el mismo desencuentro,
en el que jugamos y en el que me enriedo,
es la dosis perfecta,
para luego llegar al éxtasis de displacer,
cuando termina la semana.

Y entre mil caras intento espiarte,
en el reflejo de los vidrios,
en lo banal de las relaciones humanas,
y en lo absurdo de los sentidos.

¿Cuándo vas a dejar de ser carne?
¿Cuándo va a ser el maldito día en el que te conviertas en polvo?

Me gustaría encontrarte,
dando pasos con tus pies mirando para adelante,
pero siempre enredado en la incertidumbre,
y que ella contenga un nudo,
y que en ese nudo,
este yo,
sonriendo del dolor.

Tus ojos risueños ya no miran a mi cielo de madera,
ni tu cuerpo se acuesta ya en mi caótico colchón,
pero yo te sigo pensando,
en este día,
y cada día,
que mucho guarda de absurdo,
y poco de coherencia.

jueves, mayo 5

honeymoon

Quién iba a decir que el laberinto nos llevaría a los dos agarrados de las manos hasta la salida.
Salimos eyaculados de la vida, queriendo escapar siempre de los monstruos que tanto nos pertenecen y nos definen.

Leo tu libro, pero sé que no puedo leer entre líneas. Y me da placer pensar que vos querés hacer lo mismo conmigo.

Porque a fin de cuentas ambos estamos lastimados.





miércoles, mayo 4

No soltarte es mantenerme para siempre ante la expectativa angustiosa de que quizás algún dia vas a volver.
¿O causa más dolor hacerme responsable de mis sentimientos?

martes, mayo 3

Me gusta salar las heridas,
Porque es ahí donde te encuentro.

En un agujero negro
O en la estación de el subte.

En una foto
O en una lágrima.

En las cuerdas de una guitarra
O en el perfume de un extraño.

Me gusta encontrarte siempre en los lugares más recónditos. Allí donde el sentimiento asfixiante de tener un nudo en la garganta se entremezcla con el amor.

Me gusta tener delirios de vos, porque al escuchar una canción, me embriago hasta no querer sentir más dolor.

Me embadurno
hasta llegar a la cima, porque es ahí donde mis pulmones ya se sienten libres para poder respirar, y mis labios se alistan para besar una y otra vez a una boca deseosa de comerme, la cual quiero apropiarme, solo de a momentos, cuando el placer de la independencia no me aconseja al oído verdades que a esta altura mi Yo parece dilucidar.

No Acabar

Miramos al reloj
Que está deseoso de verme partir.

Pero siempre queremos más,
Burlar a los enigmas,
Dudar por que sí.

Excediendo nos estamos buscando,
Para poder ver el cielo rosa por las mañanas,
Y cuestionarnos por las noches.

La tranquilidad me deja alimentarme pacíficamente.
No hay demasiados agujeros negros por los que preocuparme.

Y si, todo fluye
En su debido cauce
Y desembocará
En algun lugar
Que todavía no conozco
Pero que ojalá sea algo asi
Como un paraíso.

20 Abril

Vibrando a distintas ondas nos encontramos,
Para seguir forzando algo que tiene fecha de vencimiento,
(Si es que nada en nuestro interior muta).

Y es que lo que querés de mi es nada y a la vez es mucho.

Me encuentro a mi misma nadando en un lago de deshielo, completamente indefensa, y viendo como tu energia bestial se apodera de mi.
Y yo, inmóvil, ya no puedo rescatarme del placer que me produce que intentes que sea tuya. Mi lado oscuro no se apiada de mi, pero si lo hace la razón.

Quisiera volver a verte a tus ojos, hermosos por naturaleza, para demostrarte que nada en mi cambió.

De algún día de Abril

A veces volves como un rayo. Y me olvido.
Penetrás en mi tierra seca como si fueses agua de lluvia.
Mis pensamientos entran en el núcleo de tu boca deseosa de comerne.
Y antes de pensar en vos, siempre siento olor a ozono. Como si se estuviese acercando una enorme tormenta.

El destino hizo que él quiera escucharme. Ya no hay sadismo. Hay amor, simplemente.

Dejo mi cuerpo tendido en su cama, y me propongo soñar.
El, atento, se inclina ante mi y ofrece su cuerpo como escudo ante el dolor y la ansiedad. Se tira como un guerrero ante el campo de batalla.
Y pienso, que quizás a el lo quiero de distinta manera.
Pero que pena que todavía sigas siendo mi amor.