Quién iba a decir que el laberinto nos llevaría a los dos agarrados de las manos hasta la salida.
Salimos eyaculados de la vida, queriendo escapar siempre de los monstruos que tanto nos pertenecen y nos definen.
Leo tu libro, pero sé que no puedo leer entre líneas. Y me da placer pensar que vos querés hacer lo mismo conmigo.
Porque a fin de cuentas ambos estamos lastimados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario