Te amo. No sé ni cuando ni dónde mi cuerpo fue poseído por una energia tan clara como el sol y tan intensa como el agua que recorre el camino de tus pies a tu cabeza. Parte de ese trabajo lo habrán hecho tus ojos, siempre protagonistas del amanecer que amenaza mi amor.
Cuando no quede más nada en el mundo, y cuando se transforme en una inherte esfera gris, tus dos luceros verdes van a salvarme de caer en la oscuridad, porque ahora yo sé que merezco mirarlos cada mañana al despertar.
Y si algún dia me pierdo en el laberinto que conduce a la muerte, tus brazos van a protegerme de bajar al infierno, porque sé que ahora puedo tomar tus manos para dejar de hundirme.
Y no escribí más
porque bastante seguido me viene el miedo
de estar tan enamorada de alguien como vos.
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