Una parte de mí se muere cada vez que te veo llorar, y ya me vengo muriendo hace rato. Si alguien me pregunta por qué soy así quizás no tenga la respuesta, pero ya no es tan difícil notar que mi corazón está cada día más muerto. El mundo me hizo imposible el amor y la felicidad. El mundo me hizo amante de la soledad y del silencio.Desear no ser así, me río mientras pienso; que ironía no querer ser uno mismo. Uno no vive como quiere, sino vive como puede.
Cuando me me acuerdo de amarte pienso en que tonta es la vida, que genuina que es que me trajo hasta vos sin razones de nada, sin darme nada a cambio. Me trajo noches de verano que nunca mas quisiera olvidar, pero también tantos abrazos y caricias que sepultaría abajo de la tierra para siempre, para que no salgan nunca mas y mueran con la tierra permeable, con la lluvia. Ojalá la vida me hubiese destruido antes de que yo llegue a vos, ojalá me hubiese pisado tanto que vos no me hayas podido reconocer. Ojalá yo haya sido una pobre inocente tan triste que necesitó tanto de vos que se inundó de tu perfume, que se fundió en tus brazos necesitando ayuda, que te robó tantos besos que quedaste seco de amor y nunca más te fuiste en busca de nada. Ojalá la vida me hubiese regalado amor eterno, porque a veces existe, pero el nuestro no fue mi amor, no no. Lo regalado no se devuelve, ni tampoco se le miran los dientes, pero qué difícil es no mirarte los dientes corazón. Qué difícil es no querer quererte y quererte al mismo tiempo.
Y vos, esperándome en la noche, sentado en un banco, mirando el reloj ansiosamente para que te recite poemas de amor que me tendría que haber aprendido ayer a la noche. Pero no los sé mi amor, perdón.
Qué tonta fue la vida en llevarme hasta vos.
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