Prefiero llorar todo lo que tenga que llorar antes de tener
un cuchillo clavado en el pecho. Este forrito me está retorciendo el corazón y
casi sacándomelo, y yo no puedo quitármelo de encima. Me encantaría que ya sean
las diez de la mañana, pero pensándolo bien nada solucionaría.
Al fin y al cabo, cuando uno está cargado de emociones lo
peor que puede hacer es irse a dormir, es fulminante. Mata. La peor parte de la
soledad es cuando se viene la noche. Si pudiera alargaría el día un par de
horas más y cerraría la persiana para dormir o llorar un poco, y después
dormir.
Qué difíciles son las decisiones. Y más cuando uno tiene un
pie en cada lado. La sensación es rara, y sobre todo cuando uno espera a que
las cosas vengan y no va a buscarlas. Ya de grandecita me estoy dando cuenta de
que uno no puede esperar que vengan las cosas, sino que tiene que agarrarlas
con la mano.
Buscar excusas, cada vez lo encuentro más difícil. Me
encantaría tener un guión para pararme en frente y actuar, pero estoy solita.
Estoy sola porque sé que muy pronto yo soy la que va a agarrar el cierre, y no
sé si me gustaría que fuera de otro modo.
Con el amor no todo se puede, no se puede vivir del amor.
Con el amor los problemas surgen, y los problemas mueren con
el amor, porque siempre es lo mismo. Un círculo vicioso o una trampa mortal.
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