Me persiguen las casualidades, me dejan tirado y me aplastan. Trato de no creer que tuve este deja vú. Ví esto hace un rato. No quiero estar acá, una puesta en escena con edificios embadurnados con un cielo rosa me piden por favor que me vaya. Pero todavía no me voy.
Pensaba que era difícil llegar a este estado de excitación, pero lo siento más cuando me mojo. Y cuanto más escribo más me voy odiando. Será el aburrimiento, la soledad de un cuarto oscuro, o lo sombrío de una silla vacía al lado mío.
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