Aunque los momentos no sean pura felicidad, aunque un tercio de un día sean enojos, puchero, llanto, grito, patada y puteada, y aunque esto no sea así todos los días, no puedo estar más agradecida de tenerte, porque como ya te dije: si no te tuviera, no sé que sería de mí. Y aunque no te lo diga en estas palabras, porque me las quiera guardar, sos un gran maestro, aunque también muy gruñón, de esos que se enojan si uno llega tarde a clase.
Sos un excelente amigo, amante y persona.
Estoy infinitamente agradecida de compartir mi vida con vos, de compartir todo lo que soy con vos y que vos hagas lo mismo conmigo, y estoy muy ansiosa por seguir creciendo con vos (quiero ver como sale!).
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